Periodista
El bombero y sus enanos
Hay una sola ocasión en la que reírse de un enano no está feo: cuando el enano lo quiere, porque es su trabajo
Denuncian el "espectáculo cómico taurino" con enanos que un pueblo de Zamora prepara para sus fiestas
peter-dinklage
La primera tarde que pisé una plaza de toros fue para ver el espectáculo del Bombero Torero, llegó a Girona con sus enanos y entre todos nos regalaron una tarde inolvidable de diversión. Entonces a los enanos se les llamaba enanitos, encima de ser pequeños se les nombraba con diminutivo, no como ahora, que es gente con acondroplasia. Nos reíamos, claro que nos reíamos -aun recuerdo las carcajadas de mi abuelo, a mi lado- pero es que de eso se trataba. El mayor fracaso de aquellos -a pesar de su tamaño- grandes artistas habría sido que nadie se hubiera reído. Lo recordé durante mi exilio veraniego, cuando leí que el Gobierno había denunciado al ayuntamiento de Teruel por la celebración del espectáculo “Popeye torero y sus enanitos marineros” -nótese que en algunos lugares insisten con el diminutivo-, ya que desde hace un año la ley prohíbe los espectáculos “en que se usen personas con discapacidad para suscitar la burla, mofa o irrisión del público”. Igual en Teruel creyeron que lo que suscitaba burla o mofa era el bombero, por eso lo sustituyeron por Popeye, pero ni por esas.
No sé de dónde sacan que un enano sea discapacitado, en mi clase de los Maristas estaba Ignasi, y no solo saltaba al plinto y jugaba al fútbol igual que los demás, sino que recibía los mismos bofetones en clase. Más adelante se ganó la vida como 'disc-jockey', que era lo que hubiéramos querido ser todos los demás y no fiscales ni cirujanos, eso para que el Gobierno le llame póstumamente -el pobre murió joven- discapacitado. Ignasi tenía mala leche, no quiero ni pensar en la que armaría si, queriendo arrimarse al toro, el Gobierno se lo impidiera “por discapacitado”. Hay una sola ocasión en la que reírse de alguien no está feo: que ese alguien lo quiera, porque es su trabajo. Hay una sola ocasión en la que reírse de un enano no está feo: cuando el enano lo quiere, porque es su trabajo. Reírse de un payaso, de una marioneta, de un cojo, de un gordo o de una señora, es cosa sana si el objecto de burla lo promueve. Un ejemplo reciente son los lacistas, que durante el 'procés' nos regalaban cada día motivos de carcajada, sin duda que a propósito, es imposible que nadie sea tan bobo. Ahí siguen unos pocos todavía, alegrándonos la vida, que sin ellos sería muy aburrida. ¿Alguien va a prohibirles manifestarse o llevar a cabo frikadas, solo porque la gente se ríe de ellos? Es su vocación y hay que respetarla.
Ignoro por qué el problema son los enanos y no el bombero. Si prohibieran también a los bomberos participar en espectáculos cómicos, en Catalunya nos habríamos ahorrado verlos manifestarse de uniforme al lado de los lacistas durante el 'procés'. Si se considera ridículo el Bombero Torero, más bochornosos son los 'Bombers per la Republiqueta' (en Cataluña existen, no es un chiste), aunque su cuadrilla no la formen enanos sino jubilados.
Los propios afectados por la prohibición del Bombero Torero querían continuar ejerciendo, uno puede ser enano y ser un artista de talla, pero la ley es clara: se les impide seguir desempeñando su trabajo porque lo hacen “impelidos por la pobreza”, como si los demás trabajáramos porque nos gusta, como si no lo hiciéramos impelidos por la pobreza que nos amenaza. Cuando un Gobierno nos coarta la libertad es siempre por nuestro bien, nosotros somos tontos y necesitamos que unos señores que viven -y muy bien- a nuestra costa, nos orienten sobre qué hacer con nuestra vida, que si nos dejan solos, capaces somos de ir por el camino de la perdición. Los enanos no pueden torear aunque lo demanden, las prostitutas no pueden cobrar por sexo aunque quieran, aquella señora no puede llevar velo aunque sea creyente, y usted necesita un carné si quiere ver porno, pero es todo por su propio bien, aquí está el Gobierno velando por ustedes.
Igual es que, en el mundo del espectáculo, los enanos solo pueden representar papeles serios. Así se entiende que a Peter Dinklage se le permita seguir interpretando series y películas: porque siempre aparece con semblante adusto. Si se le ocurre contar un chiste o protagonizar alguna escena cómica, le van a prohibir trabajar de actor, y a ver cómo se gana entonces la vida el pobre hombre, si ni torear le dejan.
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