Opinión |
Oriente Próximo

Sergi Sol

Periodista

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El mundo es de Trump y Netanyahu

Eso explica muchas cosas, como la pasividad internacional ante los más de 40.000 muertos en Gaza y lo que pueda acontecer en el Líbano ahora. Y mañana en Irán

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El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu / Europa Press/Contacto/Lev Radin

Barack Obama confiesa en sus memorias que los buenos propósitos para resolver problemas no siempre son todo lo honestos que deberían ser. En concreto "el diálogo moralista" y "la diplomacia" como instrumento para desterrar las guerras o los conflictos que se resuelven a tiros.

Es una especie de 'mea culpa', una autoenmienda confesa del expresidente, en reconocimiento de que él mismo alcanzó la presidencia pecando de una falta de realismo o proyectándolo, una actitud muy común en la izquierda, a menudo esclava de lo políticamente correcto. Lo que, a veces, lejos de resolver los problemas, puede llegar a perpetuarlos.

"La imagen de mí mismo –el idealista romántico que se oponía por instinto a la acción militar- que había surgido en la campaña jamás había sido del todo correcta". Obama se refiere a las primarias demócratas que le enfrentaron previamente a Hillary Clinton y, a continuación, al republicano John McCain y en concreto en lo relativo a política exterior.

Lo cierto es que Obama no compartía para nada las posiciones más duras de George Bush hijo, en consonancia con la reacción salvaje que provocó el atentado contra las Torres Gemelas de Manhattan. Pero, en cambio, señalaba como referente la gestión de la primera guerra del Golfo de George Bush padre.

Obama heredó la guerra de Irak y la de Afganistán que, como candidato, había cuestionado abiertamente. De hecho, se había manifestado claramente en contra de la guerra de Irak desde el primer momento.

También, obviamente, Obama se había topado con el eterno conflicto de Tierra Santa. Y había mantenido diversos encuentros con su homólogo israelí, el ínclito Binyamín Netanyahu, un halcón en toda regla.

El primer ministro israelí, a su vez, en su autobiografía, admite que siempre topó con Obama, con el que nunca consiguió congeniar. Por el contrario, el israelí se muestra encantado con Donald Trump.

No es que Obama fuera de estirpe socialista como el senador Bernie Sanders. Fue, como presidente, un tipo moderado, que eligió para vicepresidente a un tipo que estaba a su derecha, como Joe Biden.

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Pero el mundo no ha evolucionado en la última década en la dirección del moderado Obama sino en la de Trump o Netanyahu. Y eso explica muchas cosas, como la pasividad internacional ante los más de 40.000 muertos en Gaza y lo que pueda acontecer en el Líbano ahora. Y mañana en Irán. Ese es el mundo en el que hoy nos toca vivir.

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