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Sergi Sol

Periodista

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Los 50 diputados del president Illa

Puigdemont es mucho más nacionalista que nacional y eso le lleva por un sendero más estrecho, en detrimento de un espacio central a merced del líder del PSC

Salvador Illa se reúne con Jordi Pujol, a quien reconoce como promotor del autogobierno

Jaume Collboni y Salvador Illa, en la misa de la Mercè / ELISENDA PONS

Estuvo listo Salvador Illa, ya ejerciendo de president, invitando al antaño proscrito Jordi Pujol a Palau. Es un gesto magnánimo que rehabilita la maltrecha figura del expresident, al que en algún momento pareció que sus excompañeros pretendían convertir en su particular Sareb, como el banco malo que se queda todos los activos tóxicos. Los que se quería sacudir a toda costa un partido acorralado por los casos de corrupción, al punto que en su día incluso renunció a las siglas –mutación tras mutación- para salir del entuerto.

Además de magnánimo, el de Illa también es un gesto de un gran calado político, si de lo que se trata es de ampliar su espacio electoral más allá de una coyuntura concreta. Tocó fondo el PSC con los 16 diputados del hoy embajador en París, Miquel Iceta. Corría el año 2015 y el PSC se desangraba. Nueve años más tarde, con Illa al mando, el PSC no solo ha igualado el resultado de Pasqual Maragall en 2003. Es que lo hace gobernando en Barcelona con Collboni y en la todopoderosa Diputación con Lluïsa Moret. Además de contar con la matriz en la Moncloa.

Aunque, eso sí, con una enorme fragilidad. Collboni dispone ahora mismo de 10 concejales de 41, aunque la última encuesta le da un resultado al alza. El alcalde de Barcelona sigue a la espera de ERC en la capital de Catalunya, una situación que no se resolverá hasta que ERC salga de su particular vía crucis. Y para entonces, a saber. Precisamente, Collboni ha hecho estos días de maestro de ceremonias del president Illa en la Mercè.

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Illa tiene ante sí una enorme oportunidad para tomar en solitario el carril central de la política catalana. Lo facilita una ERC en horas bajas y en plena batalla interna y el mundo de Junts, que vive cautivo de los altibajos y caprichos de Puigdemont, que sigue a lo suyo priorizando los latigazos a los republicanos en pos de la hegemonía indepe a costa de una mayoría de país. Puigdemont es mucho más nacionalista que nacional y eso le lleva por un sendero más estrecho, en detrimento de un espacio central a merced de Illa. Si Illa se toma en serio lo de la financiación y asume sin complejos la defensa del catalán como hizo Montilla, los 42 diputados de hoy pueden ser 50 en la próxima ocasión.  

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