Se han disparado la venta de camisetas feministas, pero llevar una camiseta no nos hará mejores ni acabará con el problema. Multinacionales 'low cost' como Zara y Bershka parecen querer aprovechar el tirón feminista. La marca Dior también ha fabricado un modelo con el eslogan 'We sholuld all be feminist', que muchas celebrities se han lanzado a comprar masivamente.
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No me parece descabellada esta difusión para visibilizar la desigualdad entre ambos sexos y poner fin al maltrato a la mujer, pero algunas preguntas ponen a prueba mis dudas: ¿Dónde se están fabricando esas camisetas? ¿Podrían estar fabricadas por mujeres en talleres clandestinos en condiciones de explotación, sufriendo maltrato, jornadas agotadoras y hacinamiento a cambio de sueldos de miseria? ¿Podrían ser estas camisetas, la propia fosa para enterrar los derechos que estamos exigiendo para todas las mujeres?
No olvidemos que el negocio textil con mano de obra esclava, no dejará de funcionar porque un puñado de mujeres alcen su voz en muchos países contra la desigualdad de género. Las instituciones europeas y todos los Gobiernos, deben implicarse tajantemente en esta lucha para endurecer las políticas económicas que se acuerden con los países que practican estas economías sumergidas. Eludir esto, es seguir alimentando el circuito económico del poderoso capitalismo que está anulando derechos humanos y libertades a millones de seres humanos.