Cada vez que subo al metro, al bus o me siento en una cafetería, no puedo evitar notar lo mismo: un mar de rostros iluminados por las pantallas de móviles. Todos absortos en sus dispositivos, ya sea a través de redes sociales o juegos, parecen vivir en un mundo paralelo. La gente camina, se desplaza, pero rara vez se mira entre sí, ni siquiera se conecta con el entorno que les rodea. El tiempo parece detenerse, mientras que las horas se nos escurren entre los dedos sin darnos cuenta.
Entretodos
Lo preocupante de esta 'mirada digital' es que estamos perdiendo la capacidad de ser conscientes de lo que sucede a nuestro alrededor, de la vida real. Esta desconexión afecta a nuestra salud mental y física. Los constantes impulsos de las notificaciones nos generan estrés y ansiedad, y la postura encorvada afecta nuestra columna y visión. Nos hemos vuelto tan dependientes de nuestros móviles que ni siquiera nos damos cuenta de cuánto tiempo estamos perdiendo en ellos.
Es fundamental recuperar la capacidad de estar presentes, de desconectar para reconectar con lo importante: nuestras relaciones, nuestra salud y, sobre todo, nuestra paz interior.