La pandemia me ofreció la posibilidad de tener dos días de teletrabajo al mes a quedarme en casa para siempre. Todos me dicen: "qué suerte tienes", y es verdad, pero paso tanto tiempo sola que a veces sospecho que la suerte depende de las ventajas o necesidades de la vida que tengas en cada momento. Desde hace algunos años estoy en una habitación en mi casa; eso sí, a lo largo del día hablo con mucha gente, mucha. Algunos muy maleducados, por decirlo de una manera suave; siento que a veces deben confundirme con un 'punching' de boxeo. O un consultorio de terapia de psicología online, para escupir sus quejas de manera agresiva. Dudo que hablen así a sus seres queridos aunque, quién sabe, si la nueva epidemia es la de la falta de educación y empatía.
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