Si las mujeres lo tenemos difícil para conciliar trabajo y familia, imagínense cómo lo tienen los hombres. Las burlas y comparaciones por parte de compañeros y jefes están aseguradas.
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"Pues yo tengo una perra", le dijo a mi marido un encargado suyo cuando le pidió que no le cambiara su horario laboral para poder cuidar de nuestra hija. Finalmente, le han echado. En la carta de despido pone que ha sido por "reestructuración de la empresa". Mentira. Es triste que algunos empresarios todavía no entiendan que si estás a gusto en la empresa, ese bienestar lo devuelves.
Puntualizo que no todos los empresarios son así, y agradezco a mi empresa --he dicho "mi" y sé que no es mía, pero es lo que consigue un buen jefe: que sus empleados se impliquen como si fuera su propio negocio, para ello hace falta confianza, madurez y responsabilidad, no el paternalismo utilizado por muchas empresas--, todo el apoyo que me brindan para poder conciliar la vida laboral con mi familia.