El pretexto de la causa penal abierta por un Juzgado de Instrucción de Madrid contra su esposa por un presunto delito de tráfico de influencias, el presidente del Gobierno, anteponiendo un asunto personal a los intereses generales de la nación española, sorprende a propios y extraños con el anuncio de una posible dimisión mediante la difusión de una carta abierta a la ciudadanía que transmite a través de las redes sociales con tintes de victimismo impostado y marchamo de confrontación.

Ese insólito proceder resulta inédito. Deja en suspense, en la inquietante incertidumbre, la gobernabilidad del país. Se antoja un ejercicio de irresponsabilidad política ante la perplejidad de los inversores extranjeros y el desconcierto de la comunidad internacional.

Los ciudadanos se preguntan qué hay detrás de ese "período de reflexión". Ignoramos la información del 'caso Pegasus'. Me pregunto si Pedro Sánchez busca una adhesión plebiscitaria con deriva populista, en clave chavista y con riesgo de polarización civil y fractura social jaleada por Rodríguez Zapatero. O acaso, va a convocar elecciones generales. O de veras, dará el paso y dimitirá. Adolfo Suárez no concitó especulaciones. Dimitió de golpe, sin suspense.