NUTRICIÓN
Neofobia alimentaria: qué es y por qué es tan habitual este trastorno que causa ansiedad
Este tipo de comportamientos infantiles es algo normal en el desarrollo de los niños y en la mayoría de los casos se resuelve con el tiempo
Neofobia alimentaria: qué es y por qué es tan habitual este trastorno que causa ansiedad / Pexels
Una de las principales obsesiones de los padres es la alimentación de sus hijos. Que coman de todo, de forma variada es el objetivo de muchas familias, pero los niños se resisten, sobre todo aquellos que sufren lo que se denomina neofobia alimentaria, es decir, rechazo o miedo a probar nuevos alimentos.
Según un artículo realizado por especialistas en psicología de la Universidad del País Vasco, publicado en la Revista Española de Nutrición Comunitaria, este tipo de comportamientos infantiles es algo normal en el desarrollo de los niños que en la mayoría de los casos se resuelve con el tiempo.
Este tipo de comportamientos infantiles es algo normal en el desarrollo de los niños. / Freepik.
¿Cuándo aparece y hasta cuándo dura la neofobia alimentaria?
Según los investigadores de la Universidad del País Vasco, la neofobia alimentaria aparece en el momento de destete de los niños, ese momento en el que, poco a poco, se les empiezan a introducir nuevos alimentos. A partir de ahí, algunos niños se niegan a probar los nuevos sabores que se les ofrece, alcanzando un pico entre los 2 y los 6 años.
Durante este periodo, el niño rechaza probar nuevos alimentos, en especial frutas y verduras, reduciendo mucho la variedad de nutrientes que ingieren. Además, los investigadores señalan que estos niños suelen sufrir angustia y ansiedad a causa de la neofobia. En general, a partir de los 6 años la neofobia alimentaria va reduciéndose, aunque en algunos casos este comportamiento puede durar hasta la edad adulta.
La importancia de este comportamiento evitativo es que, según la evidencia científica, en los primeros 1.000 días de un bebé (contando desde el momento de la gestación), se produce la llamada programación temprana. Es decir, es en esta etapa cuando se graba la alimentación de su futuro, incluso puede afectar a su salud, provocando en su organismo una mayor predisposición a ciertas enfermedades.
Dejarles jugar con la comida es una buena forma de afrontar la neofobia alimentaria. / Adobe Stock.
Consejos de la nutricionista para padres con niños neofóbicos
Elena Toledano, experta nutricionista infantil de Smileat, explica que “a partir del año, el sistema del bebé cambia y deja de crecer a la velocidad a la que lo hacía. Su cuerpo experimenta un descenso de energía y los padres y madres pueden notar que el niño tiene menos apetito”.
Además, en este momento se produce un cambio importante en el tipo de alimentos que toman, introduciendo los sólidos y descubriendo nuevos sabores. Desde que cumple un año hasta los cuatro años, los niños se vuelven más selectivos, empiezan a rechazar alimentos que antes les gustaban y no aceptan otros sabores que son totalmente nuevos para ellos. Y aquí comienzan los quebraderos de cabeza para los padres.
Ante esto, la experta nutricionista hace un llamamiento a mantener la calma. "Es parte del proceso de descubrimiento y es un comportamiento habitual en las edades mencionadas”, por lo que no debe preocupar a los padres.
Eso sí, es importante que este comportamiento no se perpetúe, y para ello Elena Toledano ofrece 5 recomendaciones que pueden ayudar al niño a superar la neofobia alimentaria:
- No hay que forzar al niño. “Introducir alimentos por obligación aumentará la sensación de rechazo y será muy difícil generar experiencias positivas que les invite a consumirlos con normalidad”, señala la experta. Tampoco hay que olvidar establecer una buena relación con el apetito para que aprendan a comer cuando realmente tienen hambre.
- Predicar con el ejemplo. Muchas veces no somos conscientes que la negativa a probar alimentos nuevos la están viendo en casa. Y es que como explica la nutricionista, “la alimentación de un niño está muy influida por su entorno, lo que se come en casa y cómo se come puede marcar su forma de relacionarse con la comida”.
Los niños deben participar en la elaboración de las comidas. / Freepik.
- Darles el control de elegir genera confianza e independencia, además de reducir la probabilidad de que lo rechacen. En relación con este punto, también es recomendable que participen en la elaboración de las comidas para mejorar su relación con los alimentos.
- Introducir alimentos de forma divertida. “¡Con la comida sí se juega!”, señala Elena Toledano. Dejarles experimentar con ella puede reducir su tendencia al rechazo.
- La experimentación es la clave. “Un bebé o un niño que experimenta con la comida y tiene una dieta variada en texturas, sabores y olores es más fácil que en el futuro sea un adulto que come de todo y al que no le asusta probar cosas nuevas”, concluye la especialista en nutrición.
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