Esta semana, en algún medio de comunicación, se ha destacado el relato personalizado de una víctima de violencia machista sobre el maltrato judicial recibido y cómo ella y sus hijos están siendo doblemente maltratados. Por una parte, por su pareja y por la otra, por un sistema judicial que, lejos de apoyar y dar recursos para que puedan liberarse de su opresor, se actúa como un segundo verdugo.
Entretodos
Según la doctora Hirigoyen (psiquiatra), un maltratador solo lo puede detener el sistema judicial y el pericial. Pero si estos fallan, como sucede en muchas ocasiones, quedan totalmente desprotegidos y doblemente maltratados. ¿Quién protege a las víctimas de esa violencia física y/o psicológica que los aniquila? ¿Qué ocurre con ellas y con sus hijos? ¿Por qué el sistema judicial y pericial no activa sus mecanismos para alejar a las víctimas de ese maltrato? ¿Por qué en la mayoría de los casos el sistema los minimiza, los cuestiona, los criminaliza y los deja desamparados en manos de su torturador? ¿Por qué las víctimas sienten que el sistema parece frío, arrogante, carece de empatía y las ridiculiza?
Es necesario que todos los sistemas amparen a las víctimas. Y si estos no lo hacen, es necesario denunciarlos.