He leído el artículo de la retirada de la Chana. Sinceramente, había oído hablar de ella pero sin prestar gran atención a su arte, y desde luego se trata de un emblema del flamenco más puro, su trayectoria lo explica todo. Pero lo que más me ha impresionado es la vida que llevó de puertas adentro una vez que se casó, que llegó a apartarla de la pasión por la que vivía. Miras sus fotos y sus actuaciones y parece una mujer fuerte y segura, como si nada la pudiera tumbar, y resulta que su vida íntima era muy distinta; sometida por su pareja a maltratos y obligaciones solo para complacerle a él. Esto, por desgracia, ha pasado y sigue pasando. Mujeres maltratadas y obligadas a realizar las tareas que según quién todavía cree que nos corresponden. Algunas logran salir de ese ambiente con ayuda y otras, por desgracia, no lo hacen, o quizá demasiado tarde. Por eso, toda protesta y toda lucha por nuestros derechos está más que justificada. Somos pesadas, sí, pero no vamos a parar a que todo esto esto acabe de una vez por todas.
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