Más bien al contrario, porque para perder el tiempo hay que ganarlo antes.
Entretodos
Sería muy poco inteligente ganarlo, con lo que cuesta, para tirarlo a la basura, para despreciar lo que se consigue con sangre, sudor y lágrimas. Sería absurdo hacerlo.
Lo lógico, lo razonable, y lo sensato, sería pensar en la mejor manera de disfrutar de esa ganancia. Y la lógica, la razón y la sensatez nos dice que la mejor manera de aprovecharla es perdiendo el tiempo, pero perdiéndolo de verdad, siendo plenamente conscientes de que con esa pérdida estamos logrando también una ganancia, la ganancia de sentir cómo discurre todo tranquilamente, relajadamente.
Perder el tiempo, de esta forma, es ganar vida, y para sentir su pálpito instante tras instante, tenemos que disponer de un tiempo que nunca se perderá miserablemente, porque ganaremos las sensaciones y emociones que dejamos de sentir cuando nos falta tiempo para perderlo, y perderlo así es como ganarlo.