Hoy he ido a vacunarme a la Mútua de Terrassa. Todo estaba perfectamente organizado.
Entretodos
Me han hecho pasar a un pequeño despacho donde me esperaba una enfermera. He observado sobre la mascarilla su mirada repleta de cansancio y seguramente de satisfacción. Como persona curiosa que soy le he formulado varias preguntas sobre las jornadas de vacunación (bueno, es que soy periodista y la curiosidad es casi un deber).
Me ha comentado que estaban doblando turnos para poder vacunar a tantísimas personas. Me ha impresionado su actitud, de entrega, de sumar esfuerzos, de empujar en la dirección correcta. La he felicitado de todo corazón además de decirle que la sociedad entera está en deuda con nuestros sanitarios y que esperaba que en el futuro nos pusiéramos las pilas decididamente para defender nuestra sanidad pública. Se ha emocionado, seguramente menos que yo porque a mí este tipo de gente me cala.
No son héroes, pero hacen su trabajo. Corren tiempos huérfanos de personas verdaderamente ejemplares; nuestros sanitarios no alivian de dicha orfandad. ¡Bravo por ellos!