Vivimos en un mundo en el que nos avergüenza ser vulnerables. Pero pienso que justamente es eso lo que nos permite conectar con los demás. Es dejar de controlar y predecir. Es no tener miedo a decir te quiero primero, es la capacidad de maravillarte con lo más sencillo, es tener el coraje de ser imperfecto y aún así sentirte feliz. Para mí, aceptar mi vulnerabilidad significó permitirme ser como soy, abrirme y sincerarme conmigo misma. En esta sociedad, ser vulnerables debería ser sinónimo de ser valientes.
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