Lo se, soy una dinosauria. Todavía escribo cartas y las echo al buzón, me encantan los buzones, tan llamativos con su color amarillo. En mi barrio cada vez hay menos, y me entristece que desaparezcan.
Entretodos
Las cabinas también van desapareciendo, y cuando quieres llamar la mayoría están rotas, no funcionan o se tragan los euros. Los quioscos también desaparecen, que pena, con lo que me gusta que se me ensucien los dedos con la tinta del periódico. O ir al quiosco el día que salen todas las revistas de moda, con sus portadas tan bonitas.
Son esas cosas del mobiliario urbano que por el cambio de hábitos seguro que algún día ya no estarán, pero yo las encontraré mucho a faltar.