La encuesta que el Gobierno valenciano ha realizado a los miembros del colectivo fallero creo que constituye un atentado a la privacidad de las personas. Son 80 cuestiones en las que se les pregunta acerca de su ideología política, sentimientos de sentirse valenciano o español, y por sus creencias y prácticas religiosas, entre otras cosas.
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Cuestiones que no afectan para nada la actividad fallera que les ocupa, que no es otra que conservar la tradición con la preparación de la fiesta año tras año. ¿Por qué esa ingerencia en lo que pertenece a la vida privada de las personas? ¿Qué se persigue con ello? De manera subliminal se atenta contra la libertad del individuo que parece quieren clasificar en grupos: falleros de primera clase, de segunda, etcétera, según coincida su ideología con el partido de Gobierno.