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Un plan educativo que evite una generación 'ni-ni-ni'

Un grupo de jóvenes hacen botellón en la zona de ocio nocturno de Mataró. / JOAN PUIG

He estado leyendo un informe de la Unesco en el que presenta el fenómeno español de la generación 'ni-ni' (ni estudian, ni trabajan) y, además, nos exhibe como el país con más fracaso escolar de Europa (un chaval de cada tres). Sentí tristeza y una enorme lástima por los millones de jóvenes condenados al fracaso laboral y social, pues creo que la madre de todas las libertades y el origen de todas ellas es la autonomía económica: sin ella no se puede alcanzar y poseer ninguna libertad individual, ni tan siquiera la necesaria autoestima. 

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A nadie le gusta esforzarse; es decir, a todos nos gusta vivir bien sin necesidad de esfuerzo. Este nos cansa y preferimos el relax. Yo también me hubiera 'apuntado' a ser 'ni-ni', pero sabía muy bien que no se consigue nada sin esfuerzo previo. El estudiar es duro, muy duro. Tenemos cobijados a nuestros hijos en la burbuja paterna y no tienen la necesidad agobiante de trabajar que teníamos nosotros. Viven con nosotros y les cubrimos sus necesidades mínimas. Se conforman con poco, y los padres suministramos ese poco y el, también, poco dinero necesario para el eterno ocio de nuestros hijos en parques para botellones.

¿Qué harán estos hijos nuestros cuando ya no estemos sus padres? ¿Ningún gobierno tiene nada que decir? Lamentablemente, a esta generación alguien le ha robado su futuro y le ha añadido otro 'ni':  ni estudian, ni trabajan, ni tienen futuro. Ni-ni-ni.

Está demostrado que nuestros políticos no han sabido hacer un plan educativo que nos haga progresar. Vale, de acuerdo, aceptamos pulpo como animal de compañía... pero, que ahora se coman su soberbia y que se limiten a copiar un plan de nuestro entorno democrático, contrastado y eficaz. ¡Que no inventen!.