Soy plenamente consciente de que en esta sección se ha hablado hasta la saciedad de los ladridos de los perros. No obstante, me gustaría relatar otro caso. Tengo unos vecinos que cuando van a comprar o, simplemente, se ausentan un par de horas, dejan al perro encerrado en un gran patio que tienen. El animal se siente solo y comienza a ladrar con todas sus fuerzas, esperando la vuelta de sus dueños. Sus ladridos son continuados y repetitivos.
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El que esto escribe tiene que salir de casa, ya que los ladridos son incesantes y se hace difícil soportarlos. Me pregunto: ¿a estos vecinos les da igual que el perro moleste al vecindario? Creo que no. Pero la inconsciencia no exime de la responsabilidad a las personas. Ahora, puedo escribir porque los dueños ya están en casa y el perro ya no ladra.