Que extraño se me hace viajar en silencio en el metro, pegada al móvil y observando como todos están igual a mi alrededor. La nueva medida de mantener el silencio en el transporte público, ha hecho desaparecer todos esos momentos de charlas con nuestro amigos, pareja o familiar. Esas conversaciones que todos hemos tenido en el metro, ya se han acabado. Nos prohíben comunicarnos, pero siguen las aglomeraciones. ¿De qué sirve estar callados si no mantenemos la distancia de seguridad por el exceso de gente? Se nos pide a los ciudadanos nuestra colaboración y compromiso, pero necesitamos también un esfuerzo por parte de los de arriba.
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