La delegada del Gobierno en Catalunya ha manifestado, en relación con la próxima sentencia del Tribunal Supremo, refiriéndose a una parte de los catalanes, que "ojalá la respuesta fuera racional, porque desde la razón y la lógica es más fácil gestionar".
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Entiendo su deseo de poder llevar a cabo sus funciones sin excesivos sobresaltos en la que será una situación delicada y excepcional. Pero como persona inteligente (intuyo que más que su predecesor en el cargo) se huele que ello no va a ser así. Entre otras cosas porque la naturaleza de todo ser humano no permite disociar lo racional de lo emocional (aunque a veces lo simulemos) y, por tanto, su deseo es utópico.
Quizás, pienso, podría aspirar a soñar una respuesta respetuosa pero se intuye improbable por parte de aquellos que, en su momento, no se sintieron respetados por las fuerzas que usted representa y que, además, perciben como injusto el trato que reciben sus dirigentes escogidos democráticamente.
Señora Cunillera, tiene ante usted un reto del que, honestamente, deseo que salga airosa en beneficio de todos. Pero si, en algún momento, las cosas se tuercen no se conforme con sus palabras ("ojalá mi respuesta sea racional...") y sea valiente para ir más allá facilitando un diálogo que trascienda los intereses de partido. ¡Suerte!