Barcelona se merece un aeropuerto con capacidad para albergar el tránsito de personas sugerido y deseado como ciudad y como centro cultural de máxima importancia.

Se tendrá que cambiar necesariamente la "clasificación urbanística" vigente para tal fin. Las opiniones de las organizaciones medioambientales adheridas a la Generalitat que intentan con denuedo descarrilar este deseado desarrollo están basadas sobre información falsa y/o altamente sesgada.

Como copropietario de la finca La Ricarda (El Prat) puedo atestiguar sin temor a equivocarme que, desde tiempo inmemorable y debido al mismo crecimiento del tráfico aéreo, ni en la laguna de La Ricarda ni en sus aledaños existe fauna y flora alguna que pueda motivar la suspensión de la extensión de los 500 metros de la pista de despegue del aeropuerto.

Las escasísimas y casi totalmente extinguidas muestras de flora y fauna del lugar pueden ser de facto fácilmente trasladadas y debidamente acomodadas en los múltiples territorios similares de nuestra orografía nacional.

Es de esperar que la muy acertada propuesta de Aena, junto con la lógica decisión y el apoyo del actual Gobierno estatal, hagan posible la consecución de tan merecida e inteligente obra de ingeniería aeroportuaria para nuestra querida Barcelona.