Hace unos años, leí un libro de Novalis en francés. Su título es la respuesta a la esperanza humana: Le monde doit être romantisé.
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Vi en la televisión, las manifestaciones (sobre todo en Alemania) de Pegida, cuyas siglas significan: Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente.
Yo nací en Barcelona, en 1985, provengo de una familia humilde, mi madre era cristiana y gitana. No seré yo quien haga afirmaciones políticas o pseudo-intelectuales acerca de este movimiento, en referencia a su desarrollo social y global. Me parece que no tengo las bases para ello. Pero todos sabemos más o menos lo que Pegida representa.
Lo que sí diré es que mi mujer es musulmana; lo que sí diré es que tuvimos una historia difícil; lo que sí diré es que tenemos un hijo de 11 meses. Y que cuando miro a mi mujer a los ojos, no veo a esa inmigrante que quiere quitarnos nuestro futuro y arrebatarnos nuestros empleos, o islamizarnos. Veo a una mujer buena, noble y hermosa y que desea lo mejor para mí y para su hijo. Hacemos una Vida normal, compramos juntos, salimos, cuidamos la casa, pagamos la facturas, etcéra.
La quiero, igual que a mi hijo. En él no pienso que Alá es grande. Pienso que soy afortunado en la vida, y muchas veces me pregunto qué sería de mi hijo si mi mujer no hubiera llegado aquí. Me da igual la política y no me interesan este tipo de actos. Hemos tenido que sufrir los dos muchos prejuicios y perjuicios por estar juntos. Al final, el amor siempre gana.
Tal vez el mundo no esté preparado para este choque de civilizaciones. Mientras tanto, hay pequeñas familias, que como la mía, intentamos normalizar la situación.
'Le monde doit être romantisé'.