Ser catalán o vivir en Catalunya me preocupa últimamente, pues en cualquier momento me paran por la calle y me pueden acusar de terrorista. A la Policía y a la Guardia Civil se les está mentalizando de que cualquier persona que viva aquí puede ser independentista, algo comparable, parece, con ser terrorista.
Entretodos
Pueden entrar en mi casa a patada limpia y cualquier sustancia de limpieza o incluso un lazo amarillo que encuentren puede ser considerado un producto peligroso, pueden llevarme a Madrid ante un tribunal y, si quieren, pueden encerrarme a la sombra para herir más si cabe mi integridad moral.
Me preocupa la represión que sufre cualquier persona que vive en esta tierra y que piense o se manifieste contra el odio que nos brindan desde el resto de España. ¿Quién elige a los fiscales? Según Pedro Sánchez, él. ¿Quién manda a la Guardia Civil y a la Policía? Él. ¿Quién dice que el problema catalán es de convivencia? También él.
El miedo es la única política que conocen los mal llamados políticos. Para mí, son solo asalariados que deciden ellos mismos lo que cobran y cómo lo cobran, con coches oficiales y sobresueldos desmesurados. Ser catalán o vivir en Catalunya nos preocupa a la mitad de los catalanes, y no es por otra cosa que por la represión.
Los asalariados, que se llenan la boca diciendo que los políticos catalanes deben gobernar para todos, nunca han hecho tal; han gobernado para que Catalunya nunca sobresalga como autonómia, han gobernado para esa 'mitad' silenciosa que, en realidad, es una tercera parte.
Espero que Pedro Sánchez entienda que la política también pasa por hablar con esos catalanes que piensan.