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Me llamo derrota, trátame con cariño

 Unos niños juegan un partido de fútbol.

Suelo acicalarme y prepararme para causar estragos los fines de semana. Acostumbro a quitar el sueño, sueñan en mi contra y hago trizas algún que otro sueño. Flirteo con los pesimistas y pocos esforzados, disfruto provocando llantos; no genero pasiones, pero las desato; no paso desapercibida, y por eso soy muy temida. Se me conoce muy bien, pero se planifican entrenos y partidos para ignorarme y, a pesar de lo nociva que dicen que soy, a veces responsabilizan de mis acciones a los árbitros. Soy protagonista destacada de estadísticas y regalo envenenado de rivales convertidos en enemigos.

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Pero ¿sabéis que soy coqueta y tengo mi lado bueno? Gracias a mí se palpa muchas veces la realidad; soy especialista en poner los pies en el suelo; ayudo a felicitar a los del otro lado; logro convencer de que soy necesaria para escoger bien el camino del triunfo; soy más benigna si afloro en prórrogas y penaltis, y cuando hago llorar, en ocasiones me miran con cariño y dicen que soy honrosa. Soy la excusa para que muchos 'papis 'menosprecien a entrenadores y les ayudo a ver que ellos también conviven conmigo en la clandestinidad de sus frustraciones.

Me llamo derrota, trátame con cariño que solo soy acompañante temporal y me gusta que sonrías cuando nos separamos, sin olvidarte nunca de mí. Pocas como yo te ayudarán a quererte.