Cuando los gritos no son suficientes. Cuando los insultos no son suficientes. Cuando los golpes y los moratones no son suficientes. Entonces el maltratador dice con una voz tranquila y aterradora, porque la amenaza tranquila, sin gritos, sin insultos, sin golpes es aterradora..."Te voy a dar donde más te duele".
Entretodos
Y lo que más le duele a una madre son sus hijos, a los que ha parido, protegido, mintiendo y disfrazando tanta humillación, tanto insulto, tanto puñetazo.
El maltratador sabe dónde dar y acierta bien en la diana, unas veces secuestrando a los hijos; otras, matándolos para así pegar la última bofetada, la certera, la única que matará por dentro a la mujer. Y a veces el maltratador, una vez consumada su venganza, se entrega, y otras veces se mata.
Ojalá ni yo ni nadie tenga que escribir una carta como esta nunca más. Ojalá un día hablemos en pasado porque hace tiempo, mucho tiempo, en una sociedad ya muy lejana, pasaba eso, pero, queridos hijos, ahora ya no.