Tenemos a la madre Tierra enfadada: inundaciones, erupciones volcánicas, fenómenos meteorológicos extremos y demás hechos que son el idioma del planeta. Durante décadas y siglos se ha construido donde no se debía, se han desviado ríos, se han hecho urbanizaciones a pie de volcanes o en primera línea de mar, y ahora que la madre Tierra, la naturaleza, nos pide su espacio nos horrorizamos y nos preguntamos que cómo puede ser. Si no hubiésemos abusado de los terrenos y los hubiésemos dejado para el fin pensado (agrícola, rural, no edificable, etcétera), y si no hubiese habido tanta especulación, a la entrada del siglo XXI no nos estaríamos lamentando y no tendríamos que hacer servir recursos extras que nos cuesta miles de euros a todos los ciudadanos. Con lo del volcán de La Palma, reflexionemos y pensemos si vale la pena especular y construir en terrenos no aptos para esta función. Tenemos a la madre Tierra enfadada y nos lo está haciendo, y nos lo hará, pagar.
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