Es comprensible que las personas más jóvenes, debido a su energía y su buena salud, vean la enfermedad y la muerte como algo lejano y, consecuentemente, se despreocupen. Muchos de ellos tampoco tienen la madurez y la responsabilidad suficientes para pensar en otros.
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Sin embargo, necesitamos ser conscientes de que el covid sigue ahí aunque ahora podamos salir de casa. No vayamos a volver al estado de alarma, a colapsar de nuevo los hospitales y a agravar la crisis económica y el paro. La salud y la economía son más importantes que la fiesta, que también se acabará si es necesario un segundo confinamiento.
En conclusión, hay que seguir las recomendaciones de las autoridades: mascarilla, distancia de seguridad y evitar actos multitudinarios. También podemos divertirnos en casa de muchas maneras: viendo la televisión, escuchando música, hablando por teléfono, bailando, haciendo ejercicio, leyendo, cocinando nuestros postres favoritos, jugando a juegos de mesa... lo que nos guste más.
Pensemos en nuestros mayores para que no vuelvan a irse solos.