Hay algo a lo que no dejo de darle vueltas y sobre lo que no he oído comentar nada. Analizando la composición del anterior Govern de la Generalitat, veo que el desequilibrio entre los hombres y mujeres que lo componían es más que notable: 9 hombres y 5 mujeres. Agravándose por el hecho de que los cargos de mayor peso estaban (y siguen estando) en manos de los hombres del Ejecutivo: presidencia, vicepresidencia, interior...
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Con la última remodelación, ese desequilibrio se ha agravado. Ahora, la diferencia es aún mayor: 10 hombres y 4 mujeres. Dejan así en manos de un hombre la 'conselleria' de la Presidència y portavocía, cargo ocupado hasta este momento por Neus Munté.
Me llama la atención que la CUP, colaborador imprescindible del Govern, no haya hecho ninguna objeción al respecto. ¿Cómo ante un Gobierno que duplica el número de hombres frente al de mujeres, una formación que alardea continuamente de su feminismo, usando el femenino plural en sus intervenciones, no tiene nada que decir?
Yo, que no soy feminista radical pero sí mujer, creo que este desequilibrio, esta excesiva concentración de tetosterona en el Govern de la Generalitat, tiene algo que ver con ese enroque cada vez mayor en el que está. La visión más conciliadora de la vida, la búsqueda de soluciones frente a los conflictos, el evitar a toda costa poner en riesgo a los suyos... Eso tiene un sello claramente femenino. Y eso es lo que está faltando en el Ejecutivo catalán desde que se formó sin tener en cuenta una paridad necesaria siempre, y más en momentos de especial tensión, como los que estamos viviendo ahora en Catalunya.