Hace años la señora alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y su equipo de gobierno prometieron a los Barceloneses una funeraria pública. Pasan los años y no es que no tengamos funeraria pública, es que el porcentaje que tenía el Ayuntamiento ha sido vendido y ahora es completamente privada.
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Los que vivimos en el área metropolitana sabemos que un entierro no es barato: alquiler de capilla, flores, ataúd de madera -como marca la ley-, traslados y acompañamientos, entre otros gastos. Privatizan la sanidad, los suministros básicos, las escuelas... ¿Algún día se venderá el ayuntamiento? Parece que todo es posible en Barcelona.