Este país nuestro, cuando encuentra un tema con reclamo lo exprime hasta ahogarlo. Esto es lo que esta ocurriendo con los indultos a los independentistas catalanes. Y, al final, tanto unos como otros —los que los alaban y los que los denigran—, nos acaban saturando. No obstante, el “dale que dale” más reiterado y ruidoso es el que usan ciertos articulistas de derechas diciendo que no se debería indultar a alguien que no se arrepiente del delito cometido. Supongo que estos mismos personajes, si el consabido arrepentimiento se ocasionara, solicitarían de inmediato la prueba del detector de mentiras.
Entretodos
No se quieren enterar de que el indulto es un hecho totalmente desconectado de arrepentimientos y de fallos judiciales. Los indultos ni anulan el delito ni la inhabilitación concretados en lo sentenciado; simplemente, es una gracia política y constitucional que sirve para que estos presos, al margen de lo que piensen, declaren, deseen, sientan o planeen, puedan salir de la cárcel de inmediato. Pero no hay manera; ellos, dale que dale.