Allá por el año 1268, a la muerte del Papa Clemente IV se produjo la sede vacante más larga de la historia. Por oscuros intereses políticos esta se prolongó durante unos tres años. Ante tanta demora, las autoridades eclesiásticas optaron por encerrar a los cardenales, privarlos de casi todas las comodidades e incluso, entre otras medidas, se llegó a ordenar la retirada del techo del lugar donde estaban reunidos.
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Actualmente estamos sufriendo algo similar en Catalunya. Intereses más que espurios están impidiendo la formación de un Govern con libertad de acción, la aprobación de unos presupuestos y que se acometan los retos de la Catalunya post-procés. No sugiero que se encierre a nadie, pero unas elecciones a doble vuelta o que los diputados no cobren hasta que se inicie la legislatura serían medidas que podrían acelerar los acuerdos para formar Govern.
Que se haga política con mayúsculas es una necesidad para todos y una obligación para nuestros representantes electos.