La España de hoy deja hablar la lengua madre de uno, permite al gay, a la lesbiana o al transexual mostrarse por las calles sin que nadie se espante o te aplaste, deja que expresas tu ideología sin que te aporreen o te metan en la cárcel hasta que te pudras, e incluso permite que participen brazos políticos de grupos terroristas en las elecciones democráticas.
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Todo ello cabe en la España de hoy, pero siempre dentro de la ley que tanto nos ha costado, porque puede parecer que siempre fue así, y nada más lejos de la realidad. No hace tanto, se acostaba uno sin cenar y comía esas harinas con agua caliente, esas gachas; no había derecho a subvenciones sociales ni ayudas para nuestros padres para un geriátrico, tan siquiera pensiones para la inmensa mayoría; se enterraban hermanos gracias a vecinos.
Hay que aplaudir, sostener y empujar para arriba a esta España de hoy, y a sus ayuntamientos, a la Generalitat, porque lo están haciendo muy bien. Animemos y no nos dejemos engañar por aquellos que solo quieren dinero y poder a base de esparcir pesimismo y oscuridad.