Demasiadas mujeres realizan sacrificios con dietas para mantenerse en una talla 36 y así encajar en los cánones de belleza impuestos por el mundo de la moda. Del mismo modo que las modas, el canon de belleza femenina ha tenido una evolución destacada a través de los siglos, pasando de admirar cuerpos voluminosos y pieles perfectas a exigir poseer el más tenebroso aspecto envuelto en un cúmulo de huesos.
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Lo cierto es que parece que estemos en tiempos de esclavitud y no en el siglo XXI. Es cruel que este modelo de canon produzca alteraciones en la alimentación atribuidos a trastornos alimentarios. Pero aún es más lamentable que todos los mensajes inculcados por la sociedad actual sobre estos cánones vayan destinados a un mercado que registra miles de millones al año. La belleza es un valor estético personal propio del ser humano y no tiene universalidad, ya que está influido por diferentes factores económicos y culturales.