Sánchez ha demostrado que es hábil y trabajador. En su día, supo recorrer los pueblos de España para ganarse a los votantes socialistas y así, desbancar a Susana Díaz; supo montar una moción de censura despidiendo a Rajoy; estando muy tocado convocó elecciones un 24 de julio de 2023, elecciones que ganó Feijóo, pero con los siete votos de Puigdemont logró ser presidente y así, un largo etcétera. Por todo ello, lo que sentí de inmediato al leer su carta fue desagrado.
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Percibí que era una jugada; una maniobra más de las que tan buenos resultados le han proporcionado. Sin embargo, cuando lo instintivo se esfuma y empieza a actuar el raciocinio aparecieron en mi memoria los errores más importantes que yo he cometido en mi vida y, en todos ellos, la causa principal y protagonista siempre ha sido una mujer. Este hecho me hace pensar que, este Sánchez sagaz, trabajador, encajador y aventurero que he esbozado al inicio, en las emociones es un hombre corriente.
No descarto que en temas que tienen que ver con la familia, y concretamente con su pareja, Sánchez sea un tipo como cualquier otro. Si es así, su carta, ese error adolescente, incoherente, irresponsable y sin rigor alguno, se puede entender.