La ciudad de Barcelona se enfrenta a un punto de inflexión decisivo el 26-M. La relevante elección que supone la alcaldía de la capital catalana gira alrededor de dos claras alternativas: 'Procés' o Barcelona. Considerando los resultados de las elecciones generales, se intuye que ERC, liderado por un ambicioso Ernest Maragall, tiene considerables posibilidades de llegar al Ayuntamiento con el objetivo de influir en la política nacional. Ellos priorizarían la inclusión secesionista en la administración. Sin embargo, Ada Colau está decidida a permanecer en la gestión barcelonesa cuatro años más, sujeta al propósito de continuar haciéndola crecer y poder enmendar decisiones pasadas.
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Sólo quedan unos días para conocer el rumbo al que se someterá Barcelona, una de las ciudades más complejas de gestionar debido a su papel determinante y la heterogeneidad de controversias que crea -como la vivienda o el turismo-. Hay una imposibilidad de discernir quién garantizaría el progreso y la resolución de los urgentes requerimientos de la influyente urbe. Los ciudadanos, pues, debemos comprometernos a detectar discursos personalistas y mediocres para votar con sensatez.