Este nuevo Atila del siglo XXI no viene de las estepas de Asia Central. Proviene de las entrañas más duras del capitalismo, es americano y se llama Trump.
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A su paso arrasa con todos los principios de los fundadores de la nación americana y es, sin duda, el mayor peligro para la convivencia y la democracia, no solo para los propios americanos sino para el resto del mundo.
Su odio, rencor y espíritu vengativo permea y destruye todas las instituciones sin ningún respeto por los derechos humanos. Su imagen y acciones son tóxicas y para más agravio, da escalofríos comparar a este personaje maligno con líderes tercermundistas de la altura y prestigio como fueron en su época Ghandi y Mandela, que sí entendieron -en circunstancias muy negativas y problemáticas- que los pueblos se unen por el respeto a los derechos humanos y la empatía aún entre oponentes. Con ello llevaron a sus países al camino de la democracia y fueron y siguen siendo un ejemplo a seguir.
Entenderán los americanos que en sus próximas elecciones el enemigo a batir no es el partido opositor, llámese como se llame, sino a este nuevo 'Atila' que no merece el mas mínimo respeto, pero sí el más profundo desprecio de propios y extraños.