La señora Colau ha creado una red de carriles bici en Barcelona, algo positivo en principio, pero en muchas calles su diseño ha sido un fiasco y perjudicial.

Siguen obstinados con el tranvía por la Diagonal, idea obsoleta y propia del siglo XX; mejor sería plantear un bus eléctrico de gran capacidad y la reordenación de la avenida. Los barceloneses ya votamos en contra y una decisión de esta envergadura merece un consenso con la ciudadanía.

Para colmo, Colau perjudicó a la capital retrasando más de un año las obras del túnel de la Gran Vía y la ciudad tendrá que pagar una indemnización millonaria a la anterior constructora. Lo peor es que han desatendido las alegaciones presentadas para que se alargara y cubriera el tramo entre la Rambla del Poblenou y la conexión descendente junto a Bilbao. Aunque según los técnicos sea complicado superar distintos obstáculos subterráneos, lo cierto es que es una cuestión económica y de cumplir unos plazos.

Condenan los coches, pero están perjudicando la salud de los niños de la Escola Casas de la Gran Vía y a los vecinos de la zona por la mala calidad del aire, ya que los vehículos saldrán en superficie con una fuerte pendiente y a la altura de la calle Sant Joan de Malta. De nada servirán las pantallas cónicas ni el arbolado en lugar de alargar el túnel.