En un momento de dureza y excepcionalidad como el actual, con científicos de todo el mundo dedicados a encontrar soluciones médicas que sirvan para frenar y poner fin a la catástrofe global que está teniendo lugar con la propagación del coronavirus, uno se pregunta qué estarán pensando quienes consideran que las vacunas son un instrumento innecesario e incluso contraproducente para la salud.
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Cuando pase esta situación, ¿seguirá aumentando el colectivo de personas contrarias a las vacunas o, por el contrario, será el comienzo de un proceso de debilitamiento irreversible? Y qué papel va a desempeñar la sanidad pública en la sociedad, ¿el de actor protagonista o secundario? Hay miradas que no volverán a ser las mismas cuando se recupere la luz de la normalidad.