Alguien cercano a mí tiene una escuela privada para niños y jóvenes. El confinamiento le llevó a impartir las clases por videoconferencia. Después de superar las dificultades de adaptación iniciales, acabaron siguiendo el ritmo que llevaba antes. Incluso dice que algunos alumnos estaban más concentrados y aprovechaban mejor las clases, porque encontrarse con otros después del colegio les hacía distraer más. Esta 'nueva normalidad' también permitiría prescindir de un local, cosa que eximiría al propietario de pagar un alquiler que es caro como para planteárselo.
Entretodos
El único obstáculo que hay que vencer es el prejuicio de los escépticos que no ven claro pagar por una educación no presencial. Aun así, si algo hemos aprendido con esta situación es que podemos seguir trabajando a distancia y obtener resultados. Veamos, pues, si esta inesperada situación ha sentado un nuevo precedente.