En su día la ONU dictaminó que la reclusión de Julian Assange en la embajada de Ecuador en Londres era injustificada y solicitaba su inmediata puesta en libertad, al tiempo que requería a Suecia y Reino Unido indemnizarlo.
Entretodos
En 2006, cuando WikiLeaks reveló escandalosos crímenes de Estado, resurgió el periodismo de investigación cuestionando las informaciones oficiales que transmiten los gobiernos y reverdeció la libertad de expresión, que algunos daban por mustia y liquidada.
En el momento en que, con intrigas, mentiras y conspiraciones, el poder se convierte en un fétido albañal vulnerando principios elementales, ciudadanos como Assange, que no merece el infierno que vive, o Katharine Gun, que desveló las manipulaciones de la Guerra de Irak, son héroes imprescindibles.
Estados Unidos, Reino Unido y Suecia deben ser censurados por criminalizar a periodistas y recordarles la sentencia del Watergate: "Solo una prensa libre y sin restricciones puede revelar honestamente los engaños del Gobierno".