El próximo 25 de noviembre se conmemorará el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Un día de recuentos y valoraciones. Escucharemos, en el 'mejor' de los casos, que en España han sido asesinadas 40 mujeres. Dirán, si todo va 'bien', que se percibe una tendencia a la baja, que han sido asesinadas 12 mujeres menos que el año pasado en las mismas fechas. Sabremos, si no hay más crímenes, que 1.073 esposas, compañeras y amigas han sido acuchilladas, mutiladas o estranguladas por sus parejas, exparejas o conocidos des del 2003.
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Serán cifras escalofriantes que sobrepasan cualquier otro recuento de muertes. Datos que solamente muestran la punta del iceberg, que no cuantifican el terror que día a día sufren miles de mujeres en sus propias casas.
Las cifras explicitan la magnitud de una tragedia, pero los números que se invierten en paliar, prevenir y luchar contra ella, evidencian la voluntad de los poderes públicos de acabar con esta sangría. Tal vez, después de 17 años de recuentos, se deba valorar si las cantidades invertidas corresponden con un compromiso decidido.