Yo creo que en la época de Pujol se cuidaban las formas, aunque seguramente los fondos estaban llenos de barro. En la época de las leyes de desconexión no se cuidaban las formas. Y ahora, con Laura Borràs, tampoco. ¡Qué formas! Desconectar a las bravas, fraccionar contratos para asignarlos a dedo, no querer dimitir, ignorando el reglamento del Parlament, intimidar a una periodista porque no hace las preguntas adecuadas... Aclaro: el señor Dalmases la cogió de la muñeca, la metió en una sala, cerró la puerta y la amonestó gritando y golpeando los muebles. ¡Ah! La señora Borràs presenció la intimidación y después, cuando le preguntaron, la negó. Laura Borràs negó el broncazo. ¡Mintió!
Entretodos
"Siempre hay margen para un poco más de degradación", escribía recientemente la periodista Emma Riverola, hablando de la violencia de él y de la mentira de ella. Ostras, se comportan como si Catalunya fuera de ellos.
Aquí, hace tiempo que no se cuidan las formas. Sobre los fondos no sé qué decir. El politólogo Ramón Cotarelo sí sabe que decir, y lo escribe: Catalunya está gobernada por "dos partidos oligárquicos de enchufados que controlan todo". La televisión, más. Y también: "Tenemos un régimen partitocrático aún más corrupto que el español".