El desenlace de la moción de censura liderada por Vox estaba cantado. Nació muerta y fue apabullantemente sepultada con la abstención del PP. Hemos asistido a una artera instrumentalización política de una medida constitucional.
Entretodos
El venerable, prestigioso y respetado profesor Tamames no debería haber aceptado ser grotescamente utilizado. Una moción atípica y pintoresca sin recorrido parlamentario alguno. Una intervención de un ilustre docto economista de la Transición, mezcla de nostálgico revisionismo y propuestas desfasadas. Una moción que, en la réplica, fue aprovechada, como carta de presentación y lanzamiento electoral, por Yolanda Díaz.
En suma, una ridícula distopía ucrónica.