El aprendizaje de nuestra profesión es muy largo, caro, y requiere una dedicación muy intensa durante toda la vida. Para empezar tenemos que superar una carrera universitaria de 6 años. Después, nos enfrentamos unos a otros en el examen MIR, que es como una batalla a muerte en la que solo los sobrevivientes podrán continuar el aprendizaje.
Entretodos
Los afortunados que logran superar el MIR entran en la formación de una especialidad como médico residente. Durante 4 o 5 años tienen un contrato de trabajo y un sueldo de aprendiz. Al acabar el contrato tienen que buscarse su primer trabajo. Si han superado todos los cursos de la carrera y examen MIR a la primera tienen alrededor de 30 años. Como buscan su primer trabajo como médico especialista, es habitual que las empresas sanitarias les ofrezcan contratos basura: contratos de un mes, de días sueltos, contratos de guardias en horario nocturno, sin cotización a la seguridad social, etc.
Yo trabajo en un hospital de la sanidad pública concertada (SISCAT). El convenio de mi sector se negocia en una mesa donde los sindicatos UGT y CCOO tienen mayoría absoluta. El 99% de los médicos afiliados en Cataluña lo son al sindicato Metges de Catalunya. Por lo tanto, las condiciones laborales de los médicos las negocian y las firman sindicatos que no representan ni al 1% de los médicos. Esto no tiene ningún sentido.
Nuestra profesión tiene una problemática de derechos laborales muy particular, difícil de entender si no has trabajado nunca de médico. La negociación de las condiciones laborales de los médicos tiene que hacerse con los médicos, y con nadie más.
En Alemania, Inglaterra, Holanda, Francia e Italia existe el convenio médico. Esto garantiza unas condiciones laborales mínimas obligatorias para todas las empresas que contraten a un médico. Así los médicos se pueden concentrar en atender bien a sus pacientes, sin preocuparse de si van a ser víctimas de un contrato basura, o si les van a recortar el sueldo sin negociarlo con ellos.