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Cambié la alimentación y ya no tengo la gripe

Vacunación contra la gripe en un CAP de Barcelona. / DANNY CAMINAL

Leo en la prensa que estas últimas semanas se está dando un fuerte brote de gripe y que los ambulatorios se han colapsado en varias ocasiones. Lamento la situación y me pongo en el lugar de las personas que están padeciendo esta afección tan común que, aunque la mayoría de las veces no es grave, sí que es desagradable y pesada.

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He sido paciente de los servicios médicos públicos y privados por causa de continuos resfriados y gripes a lo largo de toda mi vida. Mi sistema inmunitario era tan débil que me llegaron a diagnosticar varias veces reactivación del virus Epstein-Barr, causante de un gran cansancio que me obligaba a pasarme tres meses entre la cama y el sofá.

Afortunadamente y de forma paulatina, fui descubriendo qué era lo que no le iba bien a mi organismo. Primero fueron el pan, los bollos, los croissants, y la pastelería en general, (tanto con gluten como sin gluten).  Literalmente me provocaban una gripe o un fuerte resfriado. Solo tenían que darse dos circunstancias más: que alguien cercano a mí estuviera pasando un fuerte trancazo y que hiciera mucho frío.

Con el paso del tiempo he descubierto que mi salud no depende tanto de circunstancias externas como del estado de mi propio organismo. He conseguido mejorar mucho y ello se debe a un solo motivo: nuevos cambios en mi alimentación. Desde hace un año ya no tomo ningún tipo de cereal en el desayuno (antes tomaba avena y copos de maíz). Ahora solo toma fruta y frutos secos. Tampoco bebo nada de alcohol, he reducido drásticamente el azúcar en todas sus formas y solo tomo carne dos o tres veces por semana.

Los resultados de estos cambios se han producido al cabo de un año. El cuerpo ha necesitado un tiempo para desintoxicarse y regenerarse, pero de verdad, ha valido la pena.

He leído muchos libros sobre salud, alimentación y dietas y, aunque no soy médico, puedo confirmar que el azúcar, el alcohol y las harinas agreden al sistema inmunitario. La experiencia me lo ha demostrado. Ahora voy a cualquier sitio sin miedo a contagiarme de alguno de esos potentes virus que solo infectan a los cuerpos más intoxicados y sin defensas.