Es curioso cómo se utilizan los recursos del Ayuntamiento de Barcelona en una ciudad repleta de infracciones crónicas. En medio de este panorama, la Guardia Urbana utiliza vehículos sin identificación, aparcados en las esquina para multar a ciclistas que se saltan semáforos en rojo por la noche en calles sin tráfico. Hablamos de un total de cuatro miembros de la fuerzas de seguridad, dos vehículos.
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Estamos todos de acuerdo en que hay que respetar las leyes de tránsito, pero la saña que hay en particular contra el colectivo de ciclistas es evidente. Cualquier ciudadano de Barcelona sabe que las bicicletas se saltan los semáforos en rojo después de mirar que no venga nadie, es un hecho, discutible, pero un hecho. Poner coches de la policía de civil para multar a incautos no parece la mejor forma de concienzación sobre una legislación que no se adapta a los usos y costumbres de una sociedad.
Perseguir bicicletas de incógnito no va a mejorar el tráfico ni la seguridad pública.