Es volver a una discoteca después de un año y medio y tener la certeza de que te van a tocar el culo y a acosar, y que nos tendremos que resignar a ello porque, realmente ¿qué le vamos a hacer? Además de un lugar de fiesta y diversión, para las mujeres es un foco de miedos e inseguridades. Qué triste, ¿verdad? Qué triste, también, tener que resignarse. ¿Realmente es algo que no se puede cambiar? Sí: con educación, compromiso de los locales de ocio para erradicar este tipo de actitudes, conciencia social y responsabilidad colectiva de todas y todos nosotros para evitar, frenar y denunciar estas situaciones, aun cuando los agresores sean gente de nuestro círculo.
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