Pederastia en la Iglesia
Nuevas denuncias destapan abusos sexuales en las excursiones del colegio jesuita de Casp
Un exalumno explica que sufrió tocamientos por parte de Francesc Peris y Raimon Algueró, cuyo nombre no figuraba en la lista de agresores que la compañía hizo pública en verano
Otras dos antiguas alumnas también denuncian episodios en las salidas a la montaña
Los Jesuitas admiten que tenían 44 abusadores y dan los nombres de 14 de ellos
'La Fugida': el documental que relata la impunidad de los abusos de dos jesuitas de Barcelona a Bolivia
Peris y Algueró, fotografiados en la montaña. / El Periódico
El sacerdote Raimon Algueró (1931-2017) murió a los 85 años después de pasarse más de media vida como profesor y catequista en el colegio jesuita de Casp, en Barcelona, donde creó la AGRUECC (Agrupació Excursionista del Col•legi de Casp). Bajo estas siglas se organizaban salidas que duraban varios días, para escalar montañas de la geografía catalana. Al frente de estas escapadas estaban Algueró y otro sacerdote un poco más joven y tan excursionista como él, Francesc Peris, un depredador de menores.
En el informe que la Companyia de Jesús en Catalunya hizo público este verano, gestado a partir de una auditoría privada con el bufete de abogados RocaJunyent, se admitían abusos perpetrados por 44 profesores de colegios de esta organización educativa. De estos, 29 son docentes religiosos, la mayoría sacerdotes de las escuelas Sant Ignasi y Casp de Barcelona. Además, se leyeron en voz alta los nombres de 14 de estos jesuitas. El de Francesc Peris figuraba entre ellos, pero no el de Raimon Algueró. Consultados por EL PERIÓDICO, los Jesuitas confirman que Algueró es uno de los 15 docentes restantes de los que, a pesar de que existen sospechas, se optó por no identificar públicamente.
Josep D.C. ha interpuesto una denuncia contra Peris y Algueró por haber sufrido abusos por parte de los dos en la década de los 70
Tras el estreno de ‘La Fugida’, un documental de 3Cat y EL PERIÓDICO sobre el encubrimiento de la pederastia en los colegios religiosos de los jesuitas, exalumnos de los colegios jesuitas de Casp y Sant Ignasi han seguido contactando con EL PERIÓDICO, y con los Mossos d’Esquadra, para denunciar más abusos tanto de Peris como de Lluís Tó.
En total, durante los últimos meses, se han presentado cuatro denuncias: dos contra Tó y dos contra Peris. Uno de los denunciantes de Peris, además, también ha acusado a Algueró.
Refugios y tiendas de campaña
Josep D.C. nació en 1961 y entró en los jesuitas de Casp en 1967. Sus padres eran muy religiosos y por eso, igual que sus hermanos, eligieron para todos ellos esta escuela que recuerda gobernada por sacerdotes que vivían “obsesionados con el sexo”. Josep era miembro de la AGRUECC. Durante las escapadas que hizo con Peris y Algueró en los 70 sufrió abusos sexuales por parte de ambos.
“En un refugio de montaña Peris me acorraló y me hizo tocamientos, pero yo me defendí; luego se levantó y se puso a hacer yoga”, afirma Gemma, alumna en los años 80
Para Josep, Algueró era opuesto a Peris. “Tenía cara de santo, y cierto carisma espiritual, pero era un hombre mucho más gris que Peris”. Algueró abusó supuestamente de Josep durante una excursión de varios días a Aigüestortes, cuando tenía 13 años. “Dormíamos en tiendas de campaña para dos personas. A mí me ordenó dormir con él. Los dos solos. Hacía mucho frío. Al acostarnos me propuso dormir invertidos, dijo que era para entrar en calor. Cogió mis pies y los puso en sus genitales. Estuvo frotándomelos con las manos contra su entrepierna hasta que me dormí. No sé sí ocurrió algo más”, explica.
El segundo abuso ocurrió durante una excursión al Costabona. “Nos quedamos a dormir en un refugio. Éramos unas 10 personas. Yo tendría 14 años. Me tocó dormir al lado de Peris. Comencé a soñar que me estaban tocando los genitales. Me desperté y me di cuenta de que no lo estaba soñando: Peris me estaba tocando. Me quedé paralizado, durante un buen rato, después, me puse boca abajo y me quedé inmóvil para impedir que siguiera. Pasé mucho miedo, estaba en la montaña, a 100 kilómetros de mi casa”, explica.
El cura más querido
“Algueró era alguien muy querido, que no se parecía en nada a Peris”, explica también Elvira, otra exalumna que pide ser identificada con un nombre falso y que estudió en Casp durante la década de los 90. “Peris era un chulo, pero Algueró era como un abuelo”, prosigue, calculando que tendría más de 60 años por aquel entonces. “Pero escondía algo”, mantiene. “Y cuando creces y maduras te das cuenta de que lo que hacía con nosotras no estaba bien”.
"Teníamos que ponernos el bañador y Algueró quería ver cómo nos desnudábamos", cuenta Elvira, alumna en los 90
“Comprenderlo cuando estaba ocurriendo era muy complicado”, razona. “Teníamos 14 o 15 años y además, tanto Algueró como Peris, tenían mucho poder, su cargo de ‘conciliaris’ –tutores espirituales de los alumnos y referentes de los padres– implicaba también que podían hacer que pasáramos curso o que repitiéramos”, recuerda.
Algueró organizaba una vez al mes escapadas a la montaña o salidas a la casa de colonias de Viladrau, un lugar en el que se han sucedido durante décadas los abusos sexuales por parte de Peris, tal como ha destapado en informaciones anteriores este diario. “Las excursiones, al Pedraforca o a Montserrat, o la convivencia en Viladrau, les daban muchas oportunidades”, dice Elvira.
Fotografías en bañador
“Algueró jugaba a ser muy cariñoso con nosotros, sobre todo, con las niñas. Yo me entendía muy bien con él, y además era monitora. A veces me pedía a mí y a unas compañeras que le ayudáramos con otras tareas. Por ejemplo, nos hacía limpiar la piscina de la casa de colonias de Viladrau. Para hacerlo, teníamos que ponernos el bañador y él quería ver cómo nos desnudábamos. Había que insistirle mucho para que saliera de la habitación. Después, mientras limpiábamos la piscina en biquini se pasaba el rato haciéndonos fotos con su cámara. No tendríamos más de 15 años, ¿qué hacía sacando tantas fotos de adolescentes en bañador?”, se pregunta Elvira, transcurridas más de dos décadas de aquellos hechos.
Elvira también recuerda otro incidente con Algueró. “Una amiga me contó que, con motivo de la guerra de Irak, Algueró le colocó una pegatina del ‘no a la guerra’ en el pecho, y que aprovechó para acariciarle el pezón fingiendo que pegaba bien el adhesivo. Algueró no era nadie para tocar el pecho a una chica de 14 años”, le reprocha ahora Elvira, aunque haya fallecido.
El acoso de Peris
Gemma pertenece a la segunda promoción de mujeres que se matriculó en Casp, a principios de los 80. También formó parte de la AGRUECC y convivió de colonias y en la montaña con Peris y Algueró. Gemma remarca que no sufrió ningún abuso de Algueró. Sí por parte de Peris.
“Peris me caía muy mal, era muy pedante. Durmiendo en un refugio de montaña, durante una escapada a Andorra, noté que comenzaba a tocarme el pelo y después la espalda. Le di un codazo y me alejé. Pero él se fue acercando con el saco hasta acorralarme y siguieron los tocamientos. Quería tocarme el culo. Creo que el forcejeo entre los dos, él tratando de meter la mano y yo intentando que no lo hiciera, duró más de dos horas. Después, se levantó y se puso a hacer yoga, como si no hubiera ocurrido nada”.
Muerte de Algueró
El sacerdote Algueró falleció en 2017. Tras su muerte, la agencia EFE se hizo eco de un comunicado de la orden que recogía unas palabras del finado sobre su pasión por las excursiones: “Creo que la montaña es como un espejo donde queda plenamente reflejado tu carácter, tu forma de ser, hay que poner el esfuerzo, superar las dificultades técnicas”.
Josep ha presentado una denuncia en los Mossos d’Esquadra contra Francesc Peris y contra Raimon Algueró por abusos sexuales. Gemma también ha acudido a la comisaría de la policía catalana pero solo para denunciar a Peris. Elvira, por su parte, se encuentra en el extranjero y no ha formalizado ninguna denuncia policial contra Algueró aunque sí ha querido trasladar su testimonio a este diario.
Abandono de los jesuitas
Es la primera denuncia policial que se presenta contra Algueró y la quinta contra Peris. Todas están prescritas. Y, además, en el caso de Algueró, al tratarse de una persona difunta, no podrá comenzarse ningún proceso judicial aunque apareciera un denunciante con delitos vigentes.
“Lo que más me molesta es que los superiores los ocultaran”, lamenta Josep. “Entonces estas cosas no se denunciaban y además el Vaticano había pedido que estos trapos sucios se lavaran en casa, de acuerdo, pero nadie les dijo a los jesuitas que mantuvieran a sus depredadores en contacto con los menores, y así siguieron durante décadas”, reflexiona.
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