ESTÉTICA

Frontoplastia, así es la operación que soluciona el complejo de muchas mujeres jóvenes

Hasta la aparición de las toxinas botulínicas, este procedimiento se utilizaba como técnica de rejuvenecimiento

¿En qué consiste la frontoplastia?

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Aunque lo ideal sería que nos quisiesemos tal como somos, lo cierto es que prácticamente todos tenemos algún complejo. Ser demasiado altos o bajos, tener una nariz demasiado grande o pequeña, o tener una frente muy grande o muy pequeña. 

“En la Antigüedad, tener la frente pequeña era algo muy estiloso y, en cambio, en la Edad Media, lo que se estilaba era tenerla enorme, así que las mujeres se depilaban hasta la mitad de la cabeza para tener una frente más grande”, cuenta la doctora Beatriz Berenguer, especialista en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora del Hospital Universitario La Luz.

La frontoplastia es un tipo de cirugía estética poco conocida y, por tanto, de la que apenas se habla, cuyo objetivo es reducir el tamaño de la frente. “Básicamente, se trata de adelantar la línea capilar para que la frente expuesta se vea más pequeña”, explica la especialista estética.

¿Y esto cómo se hace? Pues mediante una incisión en forma de zigzag en la línea inicial del pelo del paciente. Se hace de esta forma y no lineal con dos objetivos: por un lado, evitar que la cicatriz se retraiga. Pero también porque “el ojo detecta peor las líneas quebradas que las rectas, por lo que esa cicatriz queda mucho más disimulada”, explica la doctora Berenguer. 

Una vez realizada la incisión, se despega el cuero cabelludo y se relaja mediante unas incisiones especiales desde la parte de abajo del mismo. “De esa forma, lo convertimos en una especie de acordeón para poder avanzarlo hasta la línea que consideremos que sea una proporción y una forma adecuadas en la frente. Luego retiramos una tira de piel de la frente y avanzamos el cuero cabelludo, es decir, la línea capilar”, explica la experta. 

Hasta la aparición de las toxinas botulínicas, se utilizaba como técnica de rejuvenecimiento. / Wavebreak Media Micro. FREEPIK

Un procedimiento cómodo y sin apenas dolor

Como cualquier cirugía, y más aún si se realiza en la cabeza, puede generar reparos. Pero lo cierto es que el postoperatorio de una frontoplastia es, en palabras de la especialista, “muy cómodo. Las pacientes me dicen que apenas tienen dolor”. 

Una vez realizada la intervención, el paciente debe llevar un pequeño casco de venda durante tres días. Una vez retirado este vendaje, se puede hacer vida prácticamente normal, aunque como indica la doctora, la frente, y la cara en general, se hinchan poco, y, en ocasiones excepcionales, puede haber pequeñas zonas moradas que, por gravedad, se bajan a los párpados

“La mayoría de las veces, cuando las pacientes se quitan el vendaje, el aspecto ya es normal. Además, como muchas llevan flequillo, se disimulan los puntos hasta que se los retiramos, que suele ocurrir a los 10 o 12 días desde la intervención”.

Durante un par de meses, las pacientes tienen menos sensibilidad en la parte de arriba del cuero cabelludo, sienten la zona acorchada, por eso se debe tener cuidado si se usan secadores del pelo o planchas hasta que se recupere la sensibilidad en la zona, ya que se podrían producir quemaduras. 

El postoperatotorio es cómodo y casi indoloro. / JCOMP. FREEPIK

Además, en los primeros seis-doce meses, tienen que proteger la cicatriz del sol. “A las pacientes que habitualmente llevan flequillo les recomendamos que lo mantengan un tiempo porque también les ayuda. A las que no lo tienen, les indicamos que se apliquen cremas protectoras hasta que la cicatriz vaya clareando”, indica la doctora Berenguer.

En general, la especialista destaca que lo que más preocupa a las pacientes es la cicatriz porque es larga y está en la cara, “pero, bien cuidada y cuando la técnica se conoce y se hace bien, porque la incisión hay que realizarla de una forma especial para que, luego, el pelo crezca lo más cerca de la cicatriz o incluso a través de la propia cicatriz, en la mayoría de los casos, queda muy disimulada”.

En un reducido número de casos, sostiene, la cicatriz puede quedar un poco más clara, más blanca que la piel de la frente, algo que puede solucionarse “o bien con un poco de corrector o bien con tatuaje. Incluso, a veces se complementa con unos injertos capilares para que esos pelos queden lo más cerca de la línea capilar y se note lo menos posible”, concluye.

Empezó como una técnica de rejuvenecimiento

Aunque pudiera parecer una cuestión menor, lo cierto es que en la experiencia de la doctora Berenguer, pionera en España en realizar frontoplastias, la preocupación de muchos pacientes por el tamaño de su frente es importante. 

La especialista se ha encontrado con pacientes que “tenían un complejo muy grande. Son personas a las que les han hecho bullying en el colegio por tener la frente muy grande. La mayoría de ellas lleva flequillo desde la infancia. Por supuesto, nunca se hacen coleta ni se retiran el pelo de la cara y, aun teniendo flequillo, les agobia el viento o mojarse el pelo al nadar o en el gimnasio”, sostiene.

El perfil del paciente es una mujer jóven acomplejada desde la adolescencia. / FREEPIK

Ante esto, la doctora descubrió la frontoplastia, un procedimiento que hasta hace muy poco se utilizaba “más como una técnica de rejuvenecimiento, sobre todo para mejorar las arrugas de la frente, pero, desde la introducción de las toxinas botulínicas, esa indicación se redujo bastante”.

En su mayoría, el perfil del paciente es una mujer joven que, tras la adolescencia, “una etapa en la que es muy frecuente que le hayan hecho comentarios”, añade Berenguer, empieza a tener el complejo. 

Además, “coincide con el momento en el que está formando su propia imagen. Luego, ya en la veintena, más o menos, se informan, empiezan a indagar si hay alguna solución para eso y, entonces, encuentran esta posibilidad”.

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