OFTALMOLOGÍA

La miopía multiplica el riesgo de padecer glaucoma, la segunda causa de ceguera en el mundo

El glaucoma se produce a causa de una degeneración progresiva del nervio óptico. Muchas de sus formas clínicas son asintomáticas ya que el nervio óptico se va deteriorando con lentitud.

La miopía multiplica el riesgo de padecer glaucoma, la segunda causa de ceguera en el mundo / Freepik

Rebeca Gil

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Un 2% de la población de 40 años tiene glaucoma. Cifra que crece cuando hablamos de población mayor de 80 años.

El problema es que los expertos calculan que estos datos podrían ser más abultaos si tenemos en cuenta que alrededor del 50% de las personas que sufren esta patología ocular lo desconocen. Y es que hablamos de una enfermedad que no provoca molestias hasta que es demasiado tarde. 

De ahí la importancia de celebrar del 12 al 18 de marzo la Semana Mundial del Glaucoma, para recordar a la población la importancia del diagnóstico precoz de esta enfermedad neurodegenerativa. 

Una enfermedad que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es la segunda causa común de ceguera en la población general.

¿Qué es el glaucoma?

El glaucoma se produce a causa de una degeneración progresiva del nervio óptico. Muchas de sus formas clínicas son asintomáticas ya que el nervio óptico se va deteriorando con lentitud y hace que los pacientes acudan al oftalmólogo ya con estadios avanzados. 

Existen datos que indican que esta enfermedad en el año 2020 la padecían 80 millones de personas en todo el mundo y se estima que para esta década la cifra aumente en 10 millones más.

La única forma de poder detectar la enfermedad es acudir al oftalmólogo para realizar una exploración oftalmológica completa con pruebas específicas de detección de glaucoma

Existen dos tipos fundamentales de glaucoma con evoluciones diferentes: el glaucoma de ángulo abierto, y el de glaucoma de ángulo cerrado, explica el doctor Alfredo Castillo responsables del servicio de Oftalmología de Olympia Quirónsalud

  • “El glaucoma de ángulo abierto ocurre porque el ángulo que forma el iris y la córnea por donde sale el líquido ocular (humor acuoso) aparentemente está abierto, pero no funciona bien y se acumula más liquido en el ojo subiendo la presión. En el glaucoma de ángulo cerrado, el ojo es algo más pequeño y el cristalino empuja al iris cerrando el ángulo entre la córnea y el iris y se produce una subida de tensión ocular”, explica el especialista.

Factores de riesgo del glaucoma

¿Cualquiera puede padecer glaucoma? La respuesta es sí, aunque como explican los oftalmólogos existen factores de riesgo para padecer glaucoma como:

  • La edad.
  • Tener antecedentes familiares de glaucoma. El riesgo de tener glaucoma se multiplica por 10 en caso de tener un familiar con esta patología. 
  • Tener miopía.
  • Ser diabético

Sin embargo, el problema fundamental es que la enfermedad aparece y va avanzando de forma silenciosa y sin dar síntomas hasta los estadios avanzados donde el daño es grave e irrecuperable.

La única forma de poder detectar la enfermedad es acudir al oftalmólogo para realizar una exploración oftalmológica completa con pruebas específicas de detección de glaucoma.

Las revisiones oculares son claves para detectarlo a tiempo.

¿Cómo se diagnostica?

Su carácter asintomático hace que para los especialistas sea de vital importancia un diagnóstico temprano. ¿Cómo? Realizándose exámenes oculares de manera periódica, especialmente para medir la presión de los ojos, y es que si se diagnostica a tiempo se puede prevenir la pérdida de visión. 

“Si la patología avanza sin un diagnóstico temprano, las personas que tienen glaucoma comienzan a notar que no ven objetos hacia los lados, llegando a causar una ceguera total de forma irreversible”, advierte el doctor Alfredo Castillo.

Tal y como destaca el doctor Carlos Palomino, del servicio de Oftalmología de Olympia Quirónsalud, “para el diagnóstico del glaucoma y de la hipertensión ocular contamos con dispositivos que estudian la función del nervio óptico (campo visual) y la estructura del nervio óptico (tomografía de coherencia óptica papilar y de células ganglionares de la retina)”. 

“Con ellos, podemos proporcionar una opinión clínica fiable y rápida, factores y pronósticos, así como el grado de daño glaucomatoso que pudiera existir”, indica el doctor.

No se cura, pero se puede tratar

Aunque se trata de una patología degenerativa para la que a día de hoy no hay cura, los avances médicos y quirúrgicos en el ámbito de la oftalmología permite disponer de tratamientos farmacológicos y quirúrgicos para tratar cada tipo de glaucoma. 

  • “Utilizamos los nuevos procedimientos de cirugía de glaucoma mínimamente invasivo, MIGS, que pueden actuar en distintas zonas del globo ocular, logra reducir de forma eficaz y segura la presión intraocular, ofreciendo, de esta manera, una rápida recuperación anatómica y visual”, explica el doctor Alfredo Castillo.

Según el oftalmólogo, estos nuevos procedimientos de cirugía tienen en común la posibilidad de anestesia local tópica, un aspecto importante, ya que suele ser una intervención mucho más rápida que las clásicas.  

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"Son técnicas rápidas en las que se utilizan implantes microscópicos de diversos tipos para comunicar el interior del ojo y el espacio subconjuntival”, describe el doctor. 

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